"Muchos de los que quisieron traer luz fueron colgados de un farol", Stanislaw Jerzy Lec

martes, 30 de abril de 2013

Recursos y tiempo a la basura

Hoy he aprendido algo que hasta el momento no me había planteado. No se qué pensar. No tengo claro si los políticos y todos los encargados de llevar a cabo las políticas públicas saben en qué consiste su trabajo cuando buscan soluciones a los problemas de la sociedad. Puede sonar algo brusca la afirmación, pero si pensamos en algún ejemplo queda al descubierto esta incompetencia, o falta de interés por hacer las cosas bien.

Cuando aplicamos unas determinadas políticas públicas es lógico que no van a agradar a toda la población, y que por lo tanto surgirán nuevas quejas y demandas. Pero la cuestión que me intriga es pensar que si hiciéramos un análisis de los resultados obtenidos con la implementación de esas políticas, podríamos observar que en múltiples ocasiones no se han solucionado los problemas iniciales, o que incluso se han visto agravados. Traspasémoslo a la realidad.

No es ninguna novedad si les digo que los estudiantes españoles tienen un pésimo nivel de inglés,  incluso en niveles de enseñanzas superiores. Eso respecto al inglés, ni qué hablar de otro idioma. Con motivo de esta carencia entre los jóvenes y estudiantes se han puesto en marcha ciertas políticas públicas para paliar la situación.

Así bien, actualmente se ha puesto de moda entre las universidades españolas ofrecer ciertas titulaciones en inglés. Esto, en un principio, parece algo muy positivo, y desde luego llamativo. Ahora bien, analicemos lo que se ha conseguido con ello. Las titulaciones ofertadas en inglés tienen un número mucho menor de matriculados que el resto de titulaciones; de entre los matriculados la mitad, y podríamos apurar incluso más, son estudiantes Erasmus; y la otra mitad son estudiantes españoles que ya saben inglés y tienen la seguridad de que aprobarán la titulación aún cursándola en otro idioma, en este caso inglés.

Pues bien, con el tema de los estudiantes Erasmus tenemos el primer problema. Estos estudiantes vienen a las universidades españolas para aprender el idioma, pero en lugar de forzarles a practicarlo, y oye, promocionar nuestro idioma, se les hace más fácil la llegada dándoles las clases en ingles. Ah, por cierto, sobra decir que los estudiantes europeos no tienen absolutamente ningún problema para entender, hablar y escribir inglés, su nivel es impecable.

El segundo problema viene con los estudiantes españoles. Son estudiantes con un nivel elevado de inglés y no les supone ningún esfuerzo. Si pensamos en quiénes son esos estudiantes pronto nos damos cuenta de que son estudiantes de familiar acomodadas que han podido proporcionar a sus hijos colegios bilingües o cursos de verano en el extranjero, es decir, son gente de bien económico.

Luego, ¿acaso el problema se ha solucionado?, ¿acaso ahora los estudiantes españoles salen de sus titulaciones universitarias con un mejor nivel de inglés? Les diré la respuesta, no. No se han conseguido los objetivos propuestos. El por qué es fácil de entender. Los estudiantes de familias con menos recursos económicos no pueden permitirse academias de idiomas, ni mucho un viaje de verano a Inglaterra para sus hijos. Además, muchos de estos estudiantes en situaciones económicas complicadas estudian con becas, lo que obliga al estudiante a aprobar todas las asignaturas de las cuales se haya matriculado, cosa que por otro lado me parece de lo más acertado.

Esto es lo que supone que estos estudiantes, que son quienes realmente deberían estar cursando las titulaciones en inglés, no puedan acceder a esas titulaciones o por la presión de aprobar todas a la primera o porque no tienen el nivel suficiente en el idioma para poder cursar toda una titulación inglés.

En conclusión, si analizásemos, entendiendo que nadie se ha encargado de observar este nuevo problema que se ha generado o que si se ha hecho no se le ha prestado la suficiente atención, podemos ver que ciertas políticas de carácter general y colectivo son trabajos que no llevan a ninguna mejora, a ninguna parte. Esto se puede trasladar a muchos, si no todos, los campos de la política y plantearse si todos los recursos y tiempo que se invierten en llevar a cabo estas políticas públicas sirven realmente para algo.


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